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viernes, septiembre 19

Síntesis Histórica de la Moda

1. PRIMER PERÍODO (de 1850 a 1870)

Este período está marcado por el despegue industrial de Europa. A mediados del siglo XIX el viejo continente se bate en varios frentes de guerra: Crimea, Austria y Prusia, Italia y Austria. Dos países europeos, Inglaterra y Francia, que permanecen neutrales y en paz, viven el triunfo de una nueva clase social: la burguesía. Para 1850 ya ha sido superada la pobreza con que finalizara el siglo XVIII y las revoluciones de izquierdas culminan en el sufragio universal de la Segunda República Francesa (Louis Napoleón Bonaparte, 1848-1852); este hecho democrático perdura en el segundo Imperio (Napoleón III, 1852-1870) y es una larga etapa de prosperidad para Francia. La finalización de grandes vías de comunicación y el adelanto en los medios de transporte -el ferrocarril, sobre todo, y el barco de vapor- le permiten a Europa progresar en la importación de productos para vestir, y esto influye doblemente en la indumentaria: por un lado la lana se compra en países donde el ganado lanar es más abundante y más barato y, por otro, el cultivo del lino se desplaza hacia el Este. El desarrollo industrial europeo es tan sobresaliente que hizo exclamar en la época: los grandes talleres del mundo están en Europa. Y este despegue industrial, unido al predominio de la burguesía como poder económico (financiero: el capitalismo de negocios), trae como consecuencia la aparición de un estrato social amplio que se aparta de la pobreza y cuenta ya con recursos económicos propios: la clase media, aquella población que va a ser el destinatario gran consumidor de la mayor parte del producto industrial y de lo que en el siglo XX vamos a llamar producto de moda. El desarrollo industrial europeo es tan sobresaliente que hizo exclamar en la época: los grandes talleres del mundo están en Europa. 1.1. El desarrollo industrial en el textil La mecanización aumenta y mejora notablemente la industria textil. Se incorpora el motor a los telares y se pasa de 400 a 1200 brochas por telar. La velocidad de lanzadera es muy superior a la del telar manual. Aumenta el ancho de telar. Los tejidos se fabrican más finos y las telas con cierta elegancia comienzan a ser abundantes y variadas. En la tintura de telas los colorantes naturales van a ser desplazados por los artificiales, que resultan más baratos y más resistentes. En 1851, en Schoenenwerd, Bally inicia la fabricación industrial de calzado. La máquina de coser de Singer es conocida y premiada en la Exposición Universal de París de 1855. Ello hace no sólo que la Singer se popularice sino que, esto es lo más importante, aparezca la máquina de coser industrial. La costura mecánica, en vez del cosido manual, es decisiva en el nacimiento y desarrollo definitivo de la moda. 1.2 Nacimiento de La Alta Costura, Los primeros profesionales, La iniciación de la moda como industria Es opinión generalizada en Francia que sus valores espirituales de la creación y del buen gusto son lo que acaba definitivamente con la rivalidad histórica entre Inglaterra y Francia, que se hace notoria entre las dos exposiciones universales de Londres y París (1851 y 1855). La Exposición de París de 1855 subraya la importancia del elemento estético frente al económico-industrial que privaba entre los ingleses. Lo cierto es que ese espíritu francés, creativo y elegante, lleva a Charles-Frédéric Worth, con el socio sueco Boberg, en 1858, a abrir en París la primera casa de modas, creando los fundamentos de la Alta Costura, a la par que se organiza y desarrolla la industria confección. Estas innovaciones se propagan rápidamente por toda Europa, pero queda París consagrada como cuna de la Alta Costura y como centro universal de la moda. La moda francesa va a ser sinónimo de moda en general. Tres características de la empresa de Worth son las van a quedar como fundamentos básicos de una casa de modas:

  • Dirección personalizada por un creativo.
  • Creación de colecciones de modelos para cada temporada del año.
  • Presentación de las colecciones sobre maniquíes vivientes.

Queda profesionalizado el modista, que más tarde se va a llamar diseñador. Queda estructurada la moda para las dos temporadas anuales en la vestimenta: primavera-verano y otoño-invierno.

Queda institucionalizada la pasarela para la presentación de las colecciones, la show room y, en definitiva, la casa de modas.El ejemplo de Worth es seguido inmediatamente por otros pioneros en toda Europa.

Pero la importancia de que la moda comience a ser una actividad industrial va a repercutir no sólo en el textil sino en otros sectores que el fenómeno moda cambia sustancialmente; así nace la moderna industria de la joyería, la ya citada del calzado, la peletería, que pronto se integrará en la alta costura, y la perfumería, que con el tiempo ha alcanzado una importancia por entonces ni siquiera sospechada. De esa época datan marcas prestigiosas que aún perviven: Guerlain en perfumes, Cartier en joyería y Revillon en peletería. Esta primera industria de moda está destinada a una clientela de lujo, que el segundo Imperio no sólo encumbra a lo más alto sino que lo asienta como parte esencial de la vida de sociedad en París. El Emperador Napoleón III casa con la española Eugenia de Montijo y se produce una verdadera eclosión de refinamiento en la vida de las familias más poderosas y un culto exquisito a la elegancia femenina. La bella emperatriz, tan pronto se instala en palacio, pone en marcha un período enfebrecido de recepciones y bailes suntuosos que durarán hasta el desastre de la guerra franco-prusiana (1870-71). Si a ello se añade una capital en plena expansión, en torno a la Exposición Universal, con avenidas de monumentos, palacetes y hoteles de lujo, concentración de soberanos de todo el mundo con un tren de vida fulgurante, es fácil comprender que París se proclamara capital mundial de la moda y que ello fuera aceptado.

1.3 La crinolina: primera moda francesa

Prensa de moda y escuelas de moda La elegancia de las damas está asociada a las hermosas espaldas de la Emperatriz y a las pomposas faldas heredadas del Antiguo Régimen (la monarquía abolida). Quizás el carácter español tiene las más notables aptitudes para la fiesta; el francés para el refinamiento y la ostentación.

La Emperatriz, a la vez española y francesa, unió en su persona ambos caracteres y los desarrolló a conciencia. Se hizo rodear de las más bellas mujeres y, recuperando el buen gusto de la corte de Louis XVI, con sus predilecciones marcó la moda de todo París. Una persona importante en el círculo de relaciones de Eugenia de Montijo es la princesa de Metternich. Naturalmente ambas son las primeras y más importantes clientas de Worth. Ello hace que el modisto no sea el que, como sus antecesores, acuda al domicilio de sus clientas sino que sean éstas las que se sometan a la espera en la antesala del atelier. No faltan quienes califican a Worth como el peor modista de todos los tiempos (James Laver es el más importante de sus acusadores); hay indicios de que no supiera dibujar un solo figurín; pero nadie como él imprimió a esta profesión el empaque (panache) del que han disfrutado los famosos que le han sucedido.

Los gustos de la Emperatriz, París, en suma, hacen que las sedas italianas y las lanas y los encajes de Inglaterra sean sustituidos por lanas de Normandía, encajes del norte francés y sedas lyonesas. Grandes fábricas tejen para la moda de París.

Por lo general, en contra de este permanente espíritu de fiesta imperial, los tejidos son más bien austeros, aburridos: lisos, tristes de color. Sobrefaldas y túnicas de tafetán, falla, terciopelo, moiré, rasos... Sin embargo, Worth no era francés. Charles Redfern, que creó el traje de chaqueta femenino, tampoco. Pero todo en la moda, elegancia y modernidad, nacía en París y se extendía desde allí a toda Europa.

La crinolina de los años cincuenta era un círculo perfecto, cuyo centro lo ocupaba el cuerpo de la mujer. A mediados de los sesenta, la crinolina se abrevia por delante y se prolonga en la espalda, lo que le permite a la dama ser tomada del brazo y bailar con comodidad. Entra en la moda el zapato femenino, que se llevaba oculto y del que puede verse la punta al caminar o bailar.

Con la princesa de Metternich, importante dama en la corte de Eugenia de Montijo, los corsés se hacen menos rígidos y más cortos. El busto femenino mantiene su importancia, con hombros naturales, senos marcados, escotes generosos y cintura estrecha. Esta línea de moda se llamó princesa.

Un día corre el rumor de que la Emperatriz asiste a un baile sin crinolina: la reina Victoria de Inglaterra y la emperatriz de Austria dejan de llevarla.

En el 1866 la crinolina es sustituida por enaguas con aros en el bajo.

En el 1869 comienzan a llevarse bajo las crinolinas pantalones de encajes, de largo hasta algo más de las rodillas.

La moda sale del vestuario de fiesta y se amplía a la vestimenta de día, ropa deportiva (los trajes de amazona) e infantil.

El estilo parisino incorpora prendas extranjeras (pocas, pero críticos e historiadores franceses le dan gran importancia a este hecho): boleros (chaquetas) españoles, prendas zuavas e italianas (a lo Garibaldi), manteletas (capas, propiamente), y chales de Cachemira.

En todo el segundo Imperio el símbolo de la moda es, como queda dicho, la crinolina. Los cambios registrados en la moda a lo largo de todo el período son pocos y, más que nada, cambios externos y complementarios. Pero la moda, como fenómeno social e industrial, queda instituida.

Un último dato a resaltar, por su importancia, deviene del carácter industrial de la moda: el cosido a máquina cambia las dimensiones de producción; no sólo ha nacido la Alta Costura, ha nacido una industria llamada confección, porque ahora pueden hacerse ya grandes cantidades de prendas.

Aparecen los grandes almacenes, como puntos de venta. El invento de Worth termina siendo una empresa de creación, hecho que reúne para siempre los dos elementos: creación de moda y empresa de moda. MODA MASCULINA

A lo largo del Segundo Imperio, la levita que llamaban a la francesa evolucionó convirtiéndose en la jaquette.

El frac, cortado en talle y con faldones estrechos y largos, quedó para la noche. El redingote, para las ocasiones de ir muy vestido.

Hacia 1865 aparecen las primeras chaquetas, de inspiración inglesa, llevadas sobre pantalón a rayas. Al final del período, la chaqueta y pantalón se confeccionan en el mismo tejido y se acompañan de chaleco; conjunto parecido ya al traje actual.

DETALLES

Cuellos de terciopelo o raso, solapas de raso o seda, corbatas estrechas o anchas con gran nudo.

Los altos funcionarios visten más variado y con más lujo, usando colores diferentes para cada cargo y función.

Hubo en París algún intento, pero poco importante, de liderar la elegancia masculina al estilo de los dandies ingleses: Si embargo nadie llegó a la altura del elegante George Bryan Brummell, aquel íntimo amigo del Príncipe de Gales, después Jorge IV.

La vestimenta para el deporte ecuestre se componía de pantalón estrecho y levita.

2. SEGUNDO PERÍODO (1870-1885)

2.1 Situación política y social

Cae el Imperio de Napoleón III y se instala la Tercera República francesa. Francia, aunque en el tratado de Franfort pierde las regiones de Alsacia y Lorena, va a iniciar su gran expansión colonial. La moda salida de París va a extenderse, a través del comercio, por aquellos continentes donde los colonos enriquecidos se visten a la moda europea, moda casi totalmente francesa.

La expansión de la moda en la sociedad, iniciada ya antes por quienes proporcionaban divertimento en aquella fiesta imperial parisina, las cortesanas y artistas, que ejercieron cierta influencia, se intensifica ahora a través de la clase media. El deporte comienza a introducirse en las costumbres sociales. Aparecen los primeros trajes de baño; mucho más recatados los femeninos.

Definitivamente el volumen de las faldas se desplaza hacia atrás, sostenido por la tournure, una media jaula de ballenas que remonta en el pouf. Se superponen faldas, las superiores con volantes y todo aquello que pudiera diferenciarlas de la inferior.

Las chaquetas largas por delante y cortas por detrás, remarcando aún más la importancia del pouf; así las prendas superiores se drapean detrás, o a los costados, como las túnicas, los tabliers y las polonesas, vestidos generalmente abiertos por delante, para permitir llevarlos hacia atrás y formar el pouf.

Aparecen las primeras prendas y complementos para viaje.

La etiqueta empieza a imponer diferentes formas de vestir, según ocasiones y hora del día. Se impone, sobre todo, ropa más cómoda.

A partir del 1875 el tamaño de la tournure va disminuyendo; el efecto del pouf se consigue con cinturones que se drapean en su lugar y se anudan en grandes lazos cayendo sobre las faldas.

Los trajes de baño para mujer ofrecen ya cierta coquetería.

MODA MASCULINA

Se afianza el terno o traje de tres piezas: chaqueta, pantalón y chaleco del mismo tejido.

La levita y el redingote, para ceremonias.

Hacia el año 1880 aparecen en Montecarlo los primeros smoking, más para juego que como traje de etiqueta.

MODISTAS DE ESTE PERÍODO

Jean Lanvin: brocados y trajes suntuosos con tejidos de oro y plata. Jean Paquin: amante también del vestuario suntuoso, abrió sucursales de su casa parisina en Londres, Madrid y Buenos Aires. Jacques Doucet.

Son famosos los Grandes Almacenes de LYBERTY y de REDFERN, en Londres y París

3. TERCER PERÍODO (1885-1900)

En este período aparecen las faldas con pliegues verticales, sustituyendo a las túnicas drapeadas.

Aparece también el conjunto de dos piezas, llamado postillón, con falda y chaqueta ajustada y con un faldón corto, con pliegues o frunces detrás.

Al inicio de los 90 la silueta femenina se transforma

La tournure y el pouf son reemplazadas por una pequeña almohadilla llamada strasportin.

Las colas quedan para grandes trajes de fiesta.

Las faldas pierden su importancia, y el volumen de éstas se desplaza a la parte superior de la silueta: grandes mangas tipo jamón, gigot, o ballon, cintura de avispa y cuello muy ajustado.

A partir del 90, faldas campana y sombreros inmensos.

Los sobretodos toman forma de abrigo, largo como el vestido.

Las capas siempre son cortas, amplias y de cuello subido, con armaduras en los hombros para llevarlas sobre las voluminosas mangas. MODA MASCULINA

Triunfa la influencia inglesa en la ropa de caballero, liderada sobre todo por el entonces Príncipe de Gales, después Eduardo VII. Se llamó Norfolk a la chaqueta de caza que usaba en el condado de Norfolk. De él viene también el nombre del tejido Príncipe de Gales, como hoy se conoce.

Hacia 1895 se implanta la raya en el pantalón; también el doble en los bajos. Lo mismo ocurrió con el uso del sombrero, el bastón y los guantes.

4. CUARTO PERÍODO (1900-1919) Poca politización de la sociedad hasta vísperas de la PGM, si bien nacen los movimientos obreros.

Avanza la democratización con los movimientos feministas.

La riqueza de Francia la hace aún más prepotente en moda.

En este período aparecen dos personajes muy significativos que, de forma directa uno y otro indirecta, inciden en la moda. Oriente invadió de nuevo el mundo occidental, esta vez con la música y la danza. Nos referimos a los ballets rusos de Serge Diaghilev. El otro personaje es un modista, Paul Poiret, que viene de la casa Worth. Paul Poiret en 1904 abre una pequeña casa de modas desde la que lanza iniciativas de gran resonancia. Revoluciona la gama de colores de la ropa femenina, movido por el orientalismo violento de los ballets de Diaghilev, sustituyendo así los colores pálidos y evanescentes que estaban en boga por el violeta subido de tono, el rojo vibrante, el naranja caliente, el verde y el azul vivos.

Las creaciones de Paul Poiret ocuparon durante años las portadas de Vogue, la revista de moda de mayor prestigio que apareció en Francia. Y fue Poiret quien dio el primer perfume nacido de un modisto: Rosine. En el taller de Doucet venía trabajando Mme M. Vionnet, una de esas raras personas que tienen innato el sentido de vestir a la mujer. Ejemplo repetido por Coco Chanel, Balenciaga y pocos otros genios de la moda. De su mano desfilaron las primeras maniquíes descalzas y sin corsé.

Entre 1910 y 1914 aparecen los ismos en el arte.

  • Se tiende a la simplificación en prendas de calle; más recargadas las de noche.
  • En el hombre se acortan los abrigos a su largo actual.
  • La silueta femenina se hace ligera y flexible.
  • Mangas anchas recortadas en puño.
  • Poco entalle delante pero sí detrás (nuevo corsé).
  • Faldas rectas hasta la cadera y abiertas abajo.
  • Sentido práctico en el vestir: vestido trotteur, donde la falda solamente toca el suelo y facilita mucho el andar respecto al estilo anterior.
  • Se conservan los sombreros, con mucho color.
  • Aparecen los abrigos de piel de segunda categoría: topo, nutria y castor.

5. QUINTO PERÍODO (1920-1939)

Después de la P.G.M. se dan dos tendencias contradictorias: por un lado cierta nostalgia de la crinolina mientras que por otro apuntan los vanguardistas: vestido ajustado pero sin marcar y largo de falda por encima del tobillo. Hay una cierta tendencia masculina en la ropa de mujer: va a llegar Coco Chanel.

Nace la escuela Martine, de diseño de moda.

Finalizada la guerra, comienza la deuda europea con EE UU.

Aumenta la música yankee.

Aumenta la promoción de la mujer, por la imperiosa necesidad -todo hay que decirlo- de trabajar y producir para paliar el empobrecimiento que dejó la gran guerra.

En vez de corsés y enaguas, aparecen el sujetador, la faja y el liguero.

Aparece el pijama de noche.

Se despeja el cuello; los hombros se suavizan; las mangas son discretas; el talle se sitúa bajo el pecho y la falda es recta. Es el principio de la adaptación a la vida nueva de la mujer, que parece prometerle actividad e independencia. La moda se descarga de lujo.

Todo esta evolución no es soportada por la Alta Costura y, en pocos años, cierran casas como Doucet y Poiret.

En 1919 comienza la línea Coco Chanel, que se consolida en el 25.

Cabeza pequeña y rostro maquillado, corte de pelo à la garçonne, sombrero campana, profundo y hundido hasta los ojos.

El talle del vestido baja a la cadera; la falda se estrecha y llega a un corto jamás soñado: por la rodilla.

Trajes-chaqueta, asimétricos, con cuellos de piel.

Cuerpos simples, con tejidos de gran caída.

Coco Chanel y Mme. Vionnet serán las estrellas de la moda durante los próximos veinte años.

Del tradicional vestuario masculino, la moda de mujer toma el abrigo recto y el impermeable.

Aparecen los tejidos a base de fibras artificiales, destinadas a la confección de prendas para la clase media.

Con Chanel se introduce el género de punto o tricot.

Aparece el vestido de noche.

En el 27 se da una reacción contra la moda anterior, pero protagonizada también por Vionnet, Lanvin y Chanel; una por su técnica de corte al biés y la búsqueda de adaptación de la ropa al cuerpo; la otra por el empleo de bordados en la ropa cara; Chanel por su refinamiento de la sobriedad, el t alle libre, y tonos (el negro de Chanel) contrarios a Poiret. A ello hay que añadir una novedad, aportada por Chanel: la bisutería. A estas tres figuras Vionnet, Lanvin y Chanel sucederá otra mujer, Elsa Schiaparelli. En los años 20 surge Balenciaga, con su casa de modas de San Sebastián, que se incorpora inmediatamente a la moda francesa.

De América, sin embargo, viene un contratiempo: la crisis del 29 en Wall Street atenta contra la exportación de moda a EE UU, donde aumentan los aranceles en la importación.

Otras influencias, finalmente, provienen de la Exposición colonial del 1931 en París, con el exotismo asiático y africano y el colorismo de Extremo Oriente.

En los años treinta comienza a ser importante el diseño italiano. El automovilismo está próximo a estas influencias.

6. SEXTO PERÍODO (1939-1947) Toda la moda de este período está en el contexto político-social de la S.G.M. El espíritu de creación difícilmente escapa a la penuria de los tejidos y de todas las industrias asociadas a la moda, forzando a la imaginación a utilizar lo que hay. Sólo con la liberación renace el sentido de la elegancia, que, indefectiblemente, quedará unido a lo práctico. Con ese mismo sentido de lo práctico los creadores (1944) idean la boutique, bajando de sus salones reservados a la estricta clientela de la alta costura a instalarse puerta con puerta de sus clientes de calle.

  • En 1945 se crea el Teatro de la Moda, en el Museo de Artes Decorativas de París, y con ello se instaura la costumbre de la presentación de las colecciones al público, lo que hace no sólo vender más sino también renovarse. El ejemplo se exporta y cunde también en EE UU; desde allí se promociona al exterior la moda cassual wear.
  • Se recupera el largo del cabello femenino, perdido en la etapa bélica.
  • El pecho y cintura modelados en su sitio, conservando la espalda ancha, como antes de la guerra.
  • Las caderas poco marcadas.
  • Las faldas con algo más de forma y el largo a la rodilla.
  • En el 47 Christian Dior lanza el New Look

Lo más importante del New Look es que vuelve a estructurar la silueta femenina, con el afán de la mujer por recuperar su belleza y su aspecto exterior, en parte olvidado durante los tiempos de guerra. Sin la aparatosidad del siglo pasado, pero sin dudar en el empleo de entretelas, Dior insiste en marcar la cintura, pecho, y sobre todo la cadera a través del vuelo, de forma artificial (la cadera se sitúa más alta de donde en realidad está y la falda toma vuelo). Alarga la falda hasta tapar la rodilla, pero no por puritanismo sino porque la rodilla, a su juicio, es un cierto desencanto estético. Con la llegada de la paz, en la moda comienzan nuevos tiempos. Hay prisa por recuperar lo perdido y, además, por incorporar al mundo de la moda aspectos de la pujante industria que renace y se pone en marcha definitivamente hacia el desarrollo.

Nuevas fórmulas para la moda

Fueron necesarios pocos años para que la moda francesa recuperara su gran prestigio. Por una parte, resurge la creación artesana, el trabajo hecho a mano y las medidas individuales; por otra, con la mayor utilización de la máquina en todas las fases del patronaje, corte y confección, se incrementa el aspecto industrial en lo que ya se viene llamando confección y que comprende el prêt-à-porter y la medida industrial.

Para la mujer, continúan la Alta Costura como tal y la Alta Lencería

Para hombre los importantes sastres Maestros Cortadores y la Alta Camisería.

En cuanto al calzado, el de hombre ingresa en la moda al mismo nivel de interés que el de la mujer.

Hay un hecho nuevo que hace que este final del período sea especialmente importante: la profesionalización en los más altos niveles tanto de la creación como de la industria. Difícil es saber si la profesionalización fue fruto de la incorporación masiva de la máquina o, al revés, si fue la profesionalización lo que hizo posible el prêt-à-porter y la medida industrial. Lo cierto es que aun considerando creación al modelo original de Alta Costura para mujer, después de repetir el modelo para la escogida clientela privada, este modelo es vendido a otro profesional de confección con derecho a la fabricación en serie; en opinión de los franceses esto es la causa o la justificación de que la Alta Costura femenina se resista a dejar lugar al prêt-à-porter.

En definitiva el resultado final es una gran expansión del mercado de moda, sobre todo en la vestimenta de caballero, que es destinatario principal del prêt-à-porter en sus primeros años.

En la vestimenta femenina, debido al aire más deportivo y desenfadado de los modelos seriados, comienza a desaparecer el sombrero, que, a su vez, deja el hueco en el que nacerá la moda en peluquería, la Alta Peluquería.

Por el mismo motivo, la Alta Lencería sale de los lujosos salones y comienza a diluirse en las marcas de prestigio en corsetería.

6.1 Aspectos político-sociales en la moda de los 40 Si en la P.G.M. la mujer se vio implicada por la situación bélica, en la segunda su participación fue aún mas importante, llegando a intervenir directamente en las fuerzas armadas y en la acción civil. Es pues consecuente con que el hecho bélico influyera en la vestimenta, a la que imprime notables rasgos propios de los uniformes militares. Como hechos aislados, pero significativos, el gobierno inglés encargó a la firma Fashion Group (Londres) el diseño de uniformes que fueran atractivos, y la ya prestigiosa Helena Rubinstein es invitada por el gobierno de Washington a pronunciar conferencias sobre belleza y moda para elevar la moral de las mujeres.

  • Se recupera el largo del cabello femenino.
  • El pecho y cintura moldelados en su sitio.
  • Las caderas poco marcadas.
  • Las faldas con algo más de forma y el largo a la rodilla.

Aparte de la moda, se inician movimientos juveniles de protesta por la guerra: los Zazous en Francia y los Teddy Boys en Inglaterra. En el París intelectual, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir dan vida al movimiento existencialista, del que fue símbolo Juliette Grecó con su atuendo que hizo moda: pantalón ajustado y sweater negro de cuello cisne. Cuando se investiga el cruento período de las dos grandes guerras y el tiempo que se vivió entre ambas, por ambicioso que sea el estudio, nunca agotará la materia; siempre queda abierto un nuevo apartado de investigación, porque las dos guerras mundiales tocaron hasta lo más íntimo de las vidas de nuestros mayores y de la nuestra propia.

La ocupación de París hizo que se desplazara el centro mundial de la moda hacia Nueva York y Los Ángeles, permitiendo a Londres también un mayor protagonismo. De los pocos modistas que sobrevivieron en París, cabe destacar a Jacques Fath, joven discípulo de Vionnet, precursor de la fabricación en serie y de la moda para jóvenes, con su línea Jacques Fath Université. Charles James abre casa de modas en Nueva York y colabora con Elizabeth Arden (años más tarde lo harían los españoles Castillo y Elio Berhanyer y el dominicano De la Renta). Entre los norteamericanos destacan Norman Norell, Calire Mc Cardell, Mainbocher. También la Schiaparelli se refugia en Nueva York.

Desde California triunfa en todo el mundo occidental la moda casual wear, de la que el jean o pantalón vaquero es el máximo exponente. El francés Albert Lempereur es pionero en la importación de cw de USA a Europa.

Como es de suponer, Hollywood incorporó a sus estudios cinematográficos grandes talentos y profesionales de la moda, convirtiéndose, recíprocamente, en gran poder de influencia sobre la misma moda a través del cine y de las grandes estrellas.

Todo cambió, porque, de una u otra forma, todo fue cuestionado. La lista de matices para completar una definición psicosocial de la época se haría interminable. Si embargo, es esa complejidad, precisamente, el marco lógico para la abstracción que requiere el concepto tan polifacético de esto que hoy llamamos moda.

6.2 Los grandes maestros: Coco Chanel, Dior Desde Worth a Pedro Rodríguez, las grandes personalidades del mundo de la moda han vivido integradas en las corrientes artísticas, culturales, políticas y sociales que les son contemporáneas. En algún caso especial, quizás el único, como en Schiaparelli, el trasvase del arte a la moda ha sido más significativo que a la inversa. Pero es en los años 40, y justamente al alcanzarse la cima de la alta costura, cuando los más grandes modistas (y quizás por eso los son) enraízan más profundamente en la intelectualidad de la época; como si respondieran a la exigencia ineludible, al mandato, a la orden de afrontar los nuevos tiempos. Nos referimos a Cristóbal Balenciaga, Coco Chanel y Christian Dior.

Coco Chanel Gabrielle Bonheur Chanel, nació el 1883 en Saumur. Sus primeros pasos (conocidos) en la moda los dio a los veintisiete años, como dependienta en una boutique de sombreros en Deauville. Esta pequeña ciudad era el centro de la cita veraniega para una gran parte de la alta sociedad francesa, que acudía en busca de la frescura costera en el norte, muy al contrario de los tiempos actuales en que desesperadamente muchos emigran al sol y calor de la playa; al igual que San Sebastián para Balenciaga, Deauville le supone a Coco Chanel el punto de partida hacia la moda. Cuatro años después tenía dos tiendas propias, una en Deauville y otra en París, donde, además de sombreros, confeccionaba blusas sencillas y amplias camisas de señora, hechas para llevar sin corsé, con poco forro, ligeras y muy sueltas. Su primer vestido puede datarse en el 1914, y es un sencillo camisero. En 1916 comenzó a confeccionar prendas de punto, género sólo utilizado hasta entonces en ropa interior, pero que tuvo enseguida notable éxito; ello animó a Coco a adaptar suéteres de apariencia masculina para ser llevados con faldas sencillas o rectas. En 1918 lanzó el llamado pantalón de yate para mujer, con perneras anchas, inspirado en los pantalones de los marineros. A tono con los tiempos de esta primera postguerra, siguió en la línea de adaptar para mujer prendas de hechura masculina: camisas abiertas, blaziers, pantalones, impermeables con cinturón y boina. Ella misma era el prototipo de moda, la garçonne: pelo corto, como de muchacho, delgada, con poco pecho, y vistiendo ropas holgadas y cómodas. En esos años continuó entregando nuevas ideas a su propia moda: la falda tweed con suéter, los collares de perlas con vueltas y el vestidillo negro. Especialmente exitosa fue su chaqueta cárdigan sin cuello (el cuello Chanel), ribeteada y con bolsillos parche, llevada con falda tweed hasta la rodilla; lo mismo puede decirse de sus grandes lazos negros, los botones dorados de las blaziers, las chancletas y los bolsos con cadenas doradas en lugar de las asas convencionales. Otro importante hallazgo debido a Coco Chanel fue la bisutería. Pero el verdadero éxito de Chanel se da precisamente con la reposición que ella hizo de sí misma a su vuelta de Hollywood, cuando tenía 71 años: en ese momento la moda femenina se enamora de la Chanel de los años veinte y sus modelos se vuelven definitivamente clásicos, tanto en los vestidos y trajes como en los complementos. A Chanel le gustaba el gris, el azul marino, e inició el uso del beige. En perfumes, Coco Chanel afianzó notablemente las creaciones que los modistas venían aportando; su Chanel Nº 5 (el número de la calle de su tienda en París) es ya imperecedero. Christian Dior, Nace en Granville, Normandía, en 1905. Estudió ciencias políticas y también música; trabajó en una galería de arte; a partir de los 33 años (1938) no sale del mundo de la alta costura. Comienza a trabajar con Piquet, después Lelong y Balmain. Abre casa el , financiado por un poderoso industrial algodonero, Marcel Bousac, y su primera colección fue el New look, que varió notablemente los usos en la moda imperante en ese momento, realzando nuevamente las curvas femeninas y alargando y dando vuelo a las faldas. Desde el New look hasta su prematura muerte en 1957, se erigió en adalid de la creatividad, del modelado escultural de la ropa y, especialmente, de los complementos, que lanzó junto a sus tendencias, creando un estilismo tan sugerente que sigue reinterpretándose aún en nuestros días. A Dior le gustaba el negro, el azul marino y el blanco.

Cristóbal Balenciaga, Nace en Guetaria, Guipúzcoa, el 21 de enero de 1895; y muere en Valencia, el 24 de marzo de 1972. Es hijo de un pescador y una costurera. Cuentan que, siendo casi niño Balenciaga, la duquesa de Casa Torres, familiarizada con el taller de esta costurera, le enseña al muchaco su bien surtido armario ropero, lo que resultó ser toda una revelación para él. No pasarán más de siete años para que aquel joven, crecido entre bordadoras y costureras, hiciera su primer vestido para la duquesa; vestido que fue valorado por las damas de la alta sociedad donostiarra. Así, a los diecinueve años de edad, Balenciaga abre su primera casa de costura en San Sebastián (año 1914). Cuando esta casa cierra, en 1969, empleaba a más de cien personas. Pero en ese comienzo de siglo la bella ciudad vasca es un puerto donde recala lo más encopetado de la sociedad española. La reina doña María Cristina será clienta fija del taller Balenciaga. En 1935 abre su casa de Barcelona, próxima al Paseo de Gracia. También acapara la clientela más distinguida; cuando el año 1968 cierra, está empleando a 130 personas. La casa Balenciaga de París se abre el año 1937, en la Avenida Jorge V; se cierra en las postrimerías del 1968 francés, cuando empleaba a 500 personas. La casa Balenciaga de Madrid, en la Gran Vía, abrió el año 1939, tan pronto acabó la guerra civil (apertura definitiva ésta, ya que su establecimiento data de finales de los 20, antes que el de Barcelona, con la ayuda de la marquesa de Casa Torres, la mecenas que le procuró sus estudios de sastrería, también en Madrid, años antes); también cerró en el 69, cuando empleaba a 250 profesionales de la moda.

Definido por Sir Cecil Beaton , Balenciaga es severo, español y ascético; un maestro de la arquitectura que elabora sus vestidos mediante líneas constantes. No cree en la eterna novedad de lo nuevo (eterno equívoco de una cierta moda); antes al contrario, integra el desarrollo de sus trabajos con todo lo realizado por él anteriormente; no existen grandes cambios a lo largo de su producción, si no es un refinamiento in cresccendo y una arquitectura cada vez más fuerte y segura, como si los cimientos de su moda nunca dejaran de afianzarse; y aunque este péndulo de sus creaciones parece demasiado mesurado, paradójicamente, éstas perduran a la cabeza de las modas existentes.

Son varias las colecciones de Balenciaga que constaban de hasta 300 modelos diferentes. Balenciaga hace cada colección considerando que ésta es indispensable en su tarea, aunque en ella no realice lo que le hubiera gustado ofrecer. No obstante, algunas de sus creaciones que han permanecido lo hicieron pasando el filtro implacable de su personalidad brillante. Para Balenciaga la ropa es construcción, arquitectura, para servir a lo que es, a lo que hay, no a un ideal subjetivo sino siguiendo el rumbo que marca la época y sintiendo lo que es necesario. Un modisto -dice él mismo- debe ser arquitecto para los planos, escultor para las formas, pintor para el color, músico en la armonía de la obra y filósofo en el sentido de la medida. Fue proverbial su aguda sensibilidad para el color; podía elegir con absoluta precisión un color de entre 500. Lo mismo que su visión exacta de un modelo, realizándolo completamente y sin equívoco, desde la pieza de tela hasta la última prueba en su cliente, aún si figurines ni patrones.

Creativo basado en lo clásico, sobrio, tanto en colores como en formas, hizo del negro su color emblemático, anticipándose al existencialismo, de tal forma que se llamó a ese color el negro Balenciaga (ultranegro). Su técnica de corte era depurada, exquisita, produciendo prendas impecables, escuetas y elegantes. Cuando se traslada a París, en el 1936, ya lleva una línea de moda muy similar al New look, puede decirse que fue precursor de ello, adelantándose una decena de años. También es Balenciaga quien, al principio de los 50, hace desaparecer el talle de la silueta femenina y lanza el traje sastre recto, continuando la sobriedad, la soltura, el refinamiento y la perfección que nunca abandonó.

En el cierre de los establecimientos de alta costura de Cristóbal Balenciaga (San Sebastián, París, Barcelona y Madrid, todos cerraron a la vez) inciden cuatro poderosos vectores que le son contrarios:

  • La pujante industrialización del prêt-à-porter que, a su vez, responde al consumo masivo del producto de moda.
  • El cambio que se da en las relaciones laborales dentro de la industria (jornada laboral, salarios, costes sociales, etc), cambio al que no se sometieron las casas Balenciaga. Prueba de ello, según parece ser, que la liquidación por cierre de sus empresas (indemnizaciones por despidos, etc) absorbieron casi la totalidad del patrimonio Balenciaga.
  • El régimen fiscal y monetario, sobre todo en operaciones de importación/exportación, por parte de las políticas de De Gaulle y de los gobiernos de los Estados Unidos, es un gravamen muy alto que perjudica notablemente a las ventas de su producción al extranjero.
  • El movimiento del 68 francés reorienta nuevamente el consumo de moda hacia la juventud: exige precios más baratos y desvía la atención de las clases más altas, que formaban la clientela Balenciaga. El final del 68 es el final del pequeño imperio Balenciaga.

A la muerte de Cristóbal Balenciaga, los alumnos más aventajados de este gran maestro se independizan y asumen el nuevo liderazgo para los nuevos tiempos a los que se supieron adaptar: Givenchy, Ungaro, Paco Rabane. Chanel, que fuera asidua proveedora de los establecimientos Balenciaga, continúa con su propia casa hasta la actualidad, como casi exclusivo ejemplo de independencia creadora. A Givenchy se debe no sólo la divulgación de la mejor opinión crítica sobre el maestro sino la continuación de lo que fue la filosofía Balenciaga y sus líneas maestras en la confección. En la actualidad existe la firma BALENCIAGA como marca comercial de productos de moda. Balenciaga es una gran maestro del oficio y de la profesión (los demás son diseñadores, dijo Chanel para distinguirlo a él con total precisión), de la alta costura y de la moda. De los españoles, el más grande. Pero es, además, una larga historia de moda por sí mismo, por su personalidad convertida en mito, y porque él vistió a los más grandes personajes de la historia que le era contemporánea. Cuentan las propietarias de esos vestidos Balenciaga que los transmiten de madres a hijas y que vuelven a vestirlos sin un sólo arreglo, sin una transformación.

7. SÉPTIMO PERÍODO

Desde la SGM a la actualidad Ya queda dicho cómo es la situación de la moda en los años inmediatos a la finalización de la S.G.M. En toda Europa se hace sentir la escasez de moda y de recursos para ella. Francia ve con gran preocupación el hundimiento de esta poderosa industria y ésta es la ocasión para que la moda se haga cuestión política (por motivos económicos, como es obvio suponer). Aquella precariedad y premura con que se confeccionaban uniformes en los tiempo de guerra (ejpl.: Inglaterra) sirvió de gran experiencia para arrancar la gran producción que va a exigirse a la moda a partir de los años 60. También ello fue ocasión para que la moda británica avanzara un puesto (siempre echado atrás por los poderosos parisinos) y, acaso también, para que la moda americana se hiciera sentir.

Desde la finalización del conflicto bélico, surge un movimiento de reconstrucción muy acelerado. Hay un nuevo ordenamiento mundial en lo político; los hábitos sociales en todo el mundo desarrollado ya se distancian definitivamente del tiempo pasado; y aludir a los hábitos, en lo más extenso de su doble significado, es referirse a la cuestión más importante en el terreno de la moda.

Si se estudia la moda desde el 47 hasta el momento actual es contemplándolo como un sólo período y teniendo en cuenta la rapidez con que desde entonces se han dado los cambios. Desde el principio de este período confluyen en la moda tantas influencias, tan abundantes y poderosas, que seguir con todo detalle las múltiples variaciones dentro de ella resulta imposible, incluso para los especialistas, más aún para resumirla y esquematizarla como hemos hecho en los períodos anteriores.

Algunas cuestiones deben apuntarse, de entrada, con el fin de comprender lo demás y para ofrecer una explicación del conjunto.

Desde la aparición de Elsa Schiaparelli en la alta costura, el vestido, como obra de creación, hace su ingreso en el mundo del arte, algo que ni Worth (el pionero) ni Chanel habían conseguido. Ello trae como consecuencia que el modisto o modista (más tarde diseñador de moda), no sea sólo un artesano de élite sino un artista y que sus creaciones puedan aspirar a ser obras de arte; por otra parte, liga la moda a las corrientes artísticas y, como éstas, a todos los movimientos y cambios sociales.

A partir de los años 50, superada la postguerra, la demanda de moda rebasa la capacidad de producción que tenía la alta costura. Y ese desbordamiento no consiste sólo en que los modistas dictadores suelten las riendas de la moda sino que desde Estados Unidos, Inglaterra, Italia, y Francia también, crece la producción seriada de modelos en todas las formas de prêt-à-porter. La moda sale definitivamente de los salones a las boutiques e incluso a los grandes almacenes.

Tiene mucho que ver la revolución de la conciencia juvenil en la sociedad (con muchos y variados movimientos: teddy boys, beats, hippies, puncks, etc.) con la demanda de producto de moda para jóvenes; pero, sintetizando el fenómeno, lo cierto es que estos no se contentan con vestir los modelos de sus mayores, sino que exigen moda propia. Y lo más peculiar de este hecho nuevo es que no se dé en los talleres del creador sino en el punto de venta de moda: el joven no llamó en la puerta del modista sino que exigió su moda en el mostrador de su tienda.

El pesebre de la moda juvenil fue la boutique de Mary Quant en King's Road, Londres; luego llenó Carnaby Sreet y pronto se extendió por todo el mundo.

Al mismo tiempo, la moda deja de referirse exclusivamente al vestido: todo cuanto el ciudadano lleva sobre sí es producto de moda, desde las gafas al dentífrico, la ropa interior o las maletas, y dedicado no a una sino a todas las actividades del ser humano, despierto e incluso dormido.

El erotismo ha perdido todas las connotaciones de prohibido, sin abandonar ninguno de sus valores; incluso se ha afianzado, potenciándose y descubriendo en el cuerpo humano nuevas partes erógenas, como las nalgas, que antes fueron veladas por el traje. Se asocia a lo saludable, con nuevas prendas deportivas que realzan sexualidad y sensualidad. Se asocia a lo romántico, recuperando el uso de la ropa interior victoriana y vistiéndola ahora como ropa exterior.

Si en los años 20 la mujer saquea el guardarropa del hombre, en los sesenta se apropia definitivamente de ello; por cierto que no se da en sentido inverso. El pantalón para mujer recibe tratamiento de alta costura. En 1966 se fabrican para mujer más pantalones que faldas.

Tanto los modistas de la alta costura como los creadores en general, por la necesidad de llevar a la tienda cuanto el comprador reclama con prontitud, vienen a ser lo que primero se llamó estilistas y, finalmente, diseñadores.

El largo de falda deja de ser uno solo; todos los largos quedan definitivamente en el guardarropa y en el uso cotidiano. Y todos, incluso el último, el extra-corto o mini, conviven en la moda actual:

La falda midi llega hasta media pantorrilla y aparece moderando entre la mini y la maxi. Aunque en principio no goza de gran aceptación, ha terminado por ser uno de los largos más llevados, tanto en faldas como vestidos. Hoy se puede constatar que todos los largos de falda y vestidos conviven en un porcentaje similar para todos los casos.

La microfalda tiene un largo reducido al mínimo y cubre lo imprescindible; su mayor auge se da en los años setenta, simultáneo a la implantación de las medias panty. Más usual es la minifalda, llegando al medio muslo, y puede ser tanto ajustada como holgada y con vuelo. De moda a mediados de los sesenta, además de descubrir generosamente las piernas, se lucía con ella la ropa interior de encajes y puntillas.

El largo normal de faldaes el largo Chanel / Dior, justamente cubriendo la rodilla. Desde que en los años 20 se puso de moda, y posteriormente en los 40 con el New Look queda reimplantada, este es el largo en torno al cual juega el estándard de la moda; únicamente se da la variación en torno a cubrir o descubrir la rodilla.

La maxifalda se pone de moda a final de los años sesenta, en parte como una reacción contra la brevedad de las minifaldas. Ésta es una falda tobillera, llegando prácticamente hasta el suelo, que suele llevarse con botas y que frecuentemente tiene una o varias aberturas laterales o una central con botones.

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